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Escribo porque escribo

  • Foto del escritor: Marcos Luvini
    Marcos Luvini
  • 4 mar 2023
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 1 nov 2023

¿Por qué te bates tú, Athos? —preguntó Aramis. Lo ignoro; me ha lastimado en el hombro. ¿Y tú, Porthos? Yo me bato porque me batocontestó Porthos poniéndose encarnado. Leí esta última frase en el libro - El Italiano - de Arturo Pérez Reverte, uno de mis autores favoritos. - Los Tres mosqueteros - de Alejandro Dumas fue lectura de la juventud, uno de esos clásicos obligados.


Hoy con treinta, releer ese - Yo me bato porque me bato- , recobra un sentido difícil de explicar. Escribo porque escribo. Puedo ofrecerte una perspectiva psiconalática, otra religiosa, histórico-antropológica, otra muy convicente y muy llevadera, un poco de todas. Pero a larga, lo que me impulsa a escribir es el hecho de escribir. Así como volver a la naturaleza, o sentarme en algún banco solo a ver la gente pasar, o salir a caminar. Lo hago porque lo hago y al decirlo, bebo del oasis de la tranquilidad. He querido explicarme y explicar muchas cosas en mi vida, entenderlas y hacerme entender. Está bien, sociedad y todo eso, hay que hacerlo. Pero las palabras…, amo escribir y a la vez percibo como las palabras están hechas para ser malentendidas. Más palabras, más inseguridades, más distancia del verdadero porqué. Entienden lo que quieren entender y nos mentimos lo que nos queremos mentir. Las palabras son cómplices involuntarias de una cantidad de estupideces increíbles, de incomunicaciones, de laberintos mentales, de mucho ruido y pocas nueces.

Puedo en cambio decir como disfruto al escribir. Disfruto al ver una oración poética y concreta, al redactar algo que me saca una sonrisa, o me deja pensando filosóficamente en la vida. Disfruto el cómo escribo muchas veces, acompañado con mi mate, respirando profundo, dejando que las manos hagan antes de que la mente acelere demasiado. Escribo anotando cosas, agarrando algún libro o googleando alguna imagen que me viene a la cabeza. Escribo y releo, escribo y releo. Escribo habitando las palabras y escribo tirando un montón de cosas al tacho, escribo sentenciando textos que en años me harán tener vergüenza, pero a la larga siempre me exponen otra cara del prisma. Escribo sintiendo la exposición de lo que voy a compartir en alguna red, escribo a veces enredado en demasiadas ideas, escribo muchas otras veces cortito y al pie, con escalpelo. Escribo a veces con demasiada fantasía pensando en si tal o cual idea algún día llegará a las vidrieras de una librería, otras veces escribo pensando en que algún tataranieto se va a reír encontrando alguno de mis textos. Son las once de la noche de un sábado en el que poco me llama la fiesta y más el cansancio. Escribo porque escribo y brindo por eso con mi té de Manzanilla y chocolate medicinal, pensando en en ese gran Para qué. Gracias Porthos.







 
 
 

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